Situación de las trabajadoras textiles en Bulgaria

http://www.ropalimpia.org/adjuntos/informes/Bulgaria%20CRL2.pdf

Trabajadora textil en Bulgaria: “En una semana, trabajamos 50-60 horas, a veces sin días libres; trabajamos normalmente 200 horas al mes, pero a veces hasta 400 horas”.
Descubre la situación de las personas trabajadoras textiles en este país del este de Europa en la investigación Salarios Dignos:

Extraído de http://www.ropalimpia.org/adjuntos/informes/Bulgaria%20CRL2.pdf

Informe: «Estafadas»

http://www.ropalimpia.org/adjuntos/noticias/materiales/18CRL_ESTAFADAS.pdf

«Estafadas», nuevo informe de la Campaña Ropa Limpia (coordinada por Setem en nuestro país) sobre los salarios de pobreza que reciben las trabajadoras del textil en Europa del Este y Turquía

Extraído de www.ropalimpia.org

 

Mensaje oculto de explotación en un vestido

El mensaje oculto de explotación que una clienta encontró en un vestido de Primark

Una joven de Gales descubre un texto de auxilio cosido a una prenda que compró en la cadena irlandesa.

dentro Primark

Rebecca Gallagher muestra la etiqueta cosida en el vestido.

Foto: Imagen vía South Wales Evening Post

Rebecca Gallagher, una joven de Gowerton (Gales), no podía creer lo que encontró cuando buscó las instrucciones de lavado del vestido con estampado floral que había comprado en un local de la cadena Primark en Swansea por apenas 12 euros. Allí encontró cosido y escrito a mano el siguiente mensaje «Obligados a trabajar durante horas agotadoras». El SOS que supuestamente ha lanzado un trabajador anónimo de la firma de moda low cost ha dado la vuelta al mundo. «No quiero ni pensar que mi top del verano puede estar hecho por una persona agotada trabajando duro durante horas en alguna fábrica de explotación en el extranjero«, explicó Gallagher respecto a su hallazgo al South Wales Evening Post. «No tengo ni idea de quién lo puso allí pero ha desbaratado mis argumentos. Me hace pensar que ha sido una llamada de auxilio, para que los británicos sepamos qué está pasando allí», añadió.

La joven de 25 años llamó a la firma para alertar de su hallazgo, pero ha sido la repercusión mediática de la noticia la que ha ha hecho mover ficha a la compañía. Tal y como recogía el Telegraph hace unas horas, un portavoz de Primark ha aclarado que este es un hecho aislado y ha pedido a Gallagher ayuda para resolver el misterio. «Estaríamos muy agradecidos de que esta clienta nos enviase el vestido, así podríamos investigar cómo esa etiqueta acabó allí y si hay más problemas que debemos estudiar».

El escándalo de la etiqueta que pedía auxilio ha provocado que la firma publicase hoy mismo una declaración recordando que son miembros de la iniciativa de comercio justo (Ethical Trade Initiative) y han destacado que encuentran «muy extraño» que la historia salga a la luz ahora «teniendo en cuenta que el vestido se vendió hace más de un año y no se han dado más incidentes de este tipo con este modelo».

Con todo, la polémica trae a colación que la empresa estaba implicada en el fatídico accidente del Rana Plaza en Bangladesh el año pasado, cuando 1.129 trabajadores de Primark y otras firmas de moda fallecieron en el derrumbe de una fábrica. Un representante de la firma ha asegurado al Vogue británico que «Primark fue la primera firma del Reino Unido en firmar un acuerdo de seguridad en Bangladesh en colaboración con otras marcas para conseguir cambios sustanciales y a largo plazo en el país».

 

Primark califica de montaje el mensaje de explotación laboral en la etiqueta de un vestido

Una de las etiquetas con mensaje de denuncia
Una de las etiquetas con mensaje de denuncia / Primark
  • Argumenta que las etiquetas proceden de Swansea, donde hubo una exposición en la que se animó a los visitantes a coser etiquetas con la misma letra

Europa Press / Londres; 28 junio 2014

«La investigación realizada por Primark sobre las etiquetas cosidas en dos artículos comprados en diferentes momentos en nuestra tienda de Swansea en 2013, lleva a la conclusión de que es más que probable que respondan a un montaje llevado a cabo en Reino Unido», ha dicho.

Primark ha argumentado que «las etiquetas proceden claramente de la misma fuente». «Resulta prácticamente inverosímil que estas etiquetas hayan sido cosidas en la fábrica donde fueron confeccionadas las prendas, dado que fueron fabricadas por distintos proveedores, en distintas fábricas y en distintos continentes, una en Rumanía y la otra en India, a miles de kilómetros de distancia», ha dicho.

«Sin embargo, las dos prendas con las etiquetas falsas fueron compradas en nuestra tienda de Swansea en 2013», ha apuntado, al tiempo que ha recordado que en esa localidad «tuvo lugar una exposición del mismo tipo de etiquetas en 2013», en la que se animó a «los visitantes a coser a la ropa etiquetas utilizando la misma letra y apariencia que las etiquetas falsas».

Además, ha recordado que «continúa investigando la aparición de una nota en un par de pantalones pesqueros en Irlanda del Norte, con dos procesos en curso en China y Reino Unido». «Estamos también indagando si existe algún tipo de conexión (entre esos dos casos) y las etiquetas falsas de Swansea», ha apuntado.

Primark ha afirmado que da «suma importancia el bienestar de los trabajadores que forman parte de su cadena de abastecimiento». » Primark no vendería ningún artículo sin la certeza de que éstos se fabrican de acuerdo con nuestro Código de Conducta», ha aseverado.

Por ello, ha subrayado, «toma muy en seria consideración todas las alegaciones respecto a cualquier violación de su Código de Conducta, independientemente del origen de donde provengan». «De hecho, ofrece a los trabajadores de la cadena de abastecimiento la posibilidad de contactar confidencialmente con la compañía», ha añadido.

«Obligados a trabajar horas agotadoras»

Rebecca Gallagher, una joven de 25 años de la localidad de Swansea, en Gales (Reino Unido), reveló el pasado miércoles que había encontrado un mensaje de denuncia de la explotación laboral oculto en el interior de un vestido de Primark .

«Obligados a trabajar horas agotadoras», se puede leer en la etiqueta del colorido vestido que compró de oferta por diez libras esterlinas (unos 12,5 euros) en una de las tiendas de Primark en Gales. Gallagher aseguró que nunca se pondrá ese vestido porque teme que haya sido fruto de la explotación laboral de un trabajador en un taller clandestino en un país extranjero.

«Me quedé sorprendida cuando comprobé la instrucciones de lavado y vi esta etiqueta», contó. «Llevaba escrito a mano el mensaje ‘Obligados a trabajar horas agotadoras’, cosido con las otras etiquetas habituales», explicó. «Para ser honestos, nunca había pensado demasiado sobre cómo se hacen estas prendas», añadió.

«Temo pensar que mi vestido de verano pueda haber sido hecho por una persona agotada por horas de trabajo duro en algún taller clandestino en el extranjero», aseguró. Gallagher explicó que la etiqueta estaba unida a otras que dan la dirección de Primark en España e Irlanda y las instrucciones de lavado. «No tengo idea de quién la puso allí», dijo.

El otro partido que se juega en Brasil

El otro partido que se juega en Brasil

Por: Autor invitado 13 de junio de 2014

Esta entrada ha sido escrita por por Agustín Algorta, director regional de TECHO para el Cono Sur y Brasil.

Extraído de http://blogs.elpais.com/3500-millones/2014/06/el-otro-partido-que-se-juega-en-brasil.html

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Recién comenzado el mundial, la tensión y el nerviosismo vienen en aumento. Ya sabemos que Falcao, Ribery y Castillo no llegan. Que Suárez, Vidal, Ronaldo y varios más están entre algodones. Y hay varios hinchas recordando las cábalas de 4 años atrás para asegurar las primeras victorias. En el medio de todo esto: Brasil.

Brasil, el país más grande de Latinoamérica, tanto en superficie como en población, y hasta seguramente el más futbolero del mundo (no por nada son pentacampeones y van por la organización de su segundo mundial). Parecía ser el país perfecto para jugar una Copa del Mundo. Todo tenía que ser fiesta, samba, carnaval. Y puede ser por ello que en un principio hayan llamado la atención las protestas masivas que comenzaron hace casi un año en contra de la copa.

El Mundial de Brasil es el más caro de la historia, con costos que triplicaron el presupuesto inicial alcanzando un gasto de 11.754 millones de dólares. También es un evento que dejará estadios construidos en ciudades donde siquiera hay equipos profesionales de envergadura, entre otras cosas. Todo esto contrasta con los casi 40 millones de brasileros que viven en situación de pobreza en el país del fútbol.

Son 40 millones que no se encuentran en esa situación por la Copa, sino por estructuras injustas, indiferencias y prejuicios que son más viejos que el fútbol y que cualquier otro deporte que practicamos en la actualidad.

En este caso, lo que sí hizo el Mundial (y los JJOO Río 2016) fue potenciar y visibilizar esta situación: se habla de que por las obras de ambos eventos se han desalojado cerca de 250.000 familias, sin tener en cuenta sus derechos y su futuro. Pero creer que las violaciones a los Derechos Humanos en los asentamientos es sólo cosa del Mundial o de los Juegos Olímpico, y pensar que van a terminar una vez que pasen estos dos eventos, es desconocer la realidad que enfrentan estos compatriotas que viven en constante inestabilidad y que forman parte de ciudades que no los acogen.

Informes de Human Rights Watch detectaron en 2009 rasgos de violencia policial en su informe anual. Anotaciones que se repiten en la versión 2013, en el capítulo dedicado a Brasil que destaca el profundo grado de violencia focalizado en las favelas.

No solo en Brasil, sino en gran parte de nuestro continente y del mundo, los Derechos Humanos de las familias más vulnerables parecen no existir hace tiempo. Pero no son noticia. En todos los países donde estamos presentes lo vemos sistemáticamente, en el acceso desigual que tienen a la salud, la educación, el trabajo, la tierra, por mencionar algunos. Pero también vemos, en los mismos países, comunidades que buscan organizarse y que trabajan incansablemente para salir adelante, buscando la reivindicación de sus derechos.

Sobran casos concretos. Uno de ellos es “Anita Garibaldi”,  una favela a 10 km del aeropuerto de Guarulhos, San Pablo, el lugar por donde llegarán millones de personas para ver a las estrellas del mundo jugar.

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Sin embargo, ninguno conoce la existencia de estos 16 jugadores que partieron con su equipo casi al mismo tiempo que el grupo de 300 familias se asentó en la zona. Adentrarse en su realidad, y conocer a su equipo de fútbol, nos recuerda a lo sencillo y popular que es este deporte, y cómo ayuda a la superación personal, a la amistad y a soñar en grande.

Denunciar las vulneraciones que ocurren en Anita Garibaldi, y en los miles de asentamientos informales de Latinoamérica tiene que ser el primer paso, no el único. Si todavía en nuestro continente existen 113 millones de personas viviendo en asentamientos, es porque no hay una clara voluntad política ni del resto de la sociedad para que esto cambie.

Y ese cambio sólo puede venir en la medida que conozcamos e integremos a las familias de las comunidades más vulnerables. Si queremos soluciones sustentables, partamos por escucharlas y trabajar conjuntamente. El equipo de Anita lo demuestra: trabajando juntos no hay desafíos imposibles.

Exijamos salarios dignos… en Adidas

Go All in for a Living Wage!

MUNDIAL DE FUTBOL 2014.
Mientras adidas gasta más de 60 millones de euros en publicidad, las trabajadoras que cosen su ropa deportiva malviven con salarios de pobreza.
Sorn Reab, trabajadora de Camboya que cose ropa para la marca 6 días a la semana, 11 horas cada día, tendría que trabajar 7000 años para cobrar lo que el presidente de ADIDAS Herbert Hainer, gana en un año.
Firma la petición a Adidas (en inglés), y ¡EXIGE SALARIOS DIGNOS!

 

 Labour Behind the Label

SPIRIT OF FOOTBALL IS MEANT TO BE UNITY AND FAIR PAY – TELL ADIDAS TO GO ALL IN FOR A LIVING WAGE!An estimated 3.5 billion people, or half the world’s population, will tun in to watch this years’ FIFA World Cup, leaving sponsors scrambling to capture fans imaginations.  For sportswear giant Adidas the potential return in huge, after spending£62million in order «to make the World Cup in Brazil the best World Cup ever» – for the Adidas brand.  Adidas expects to make€1.7billion from the sale of football merchandise this year alone.  Adidas’s CEO Herbert Hainer hopes the Cup will catapult the Adidas Group into pole position as leader of the sportswear industry.

Through flashy ads, acclaimed and influential spokepeople, and catchy slogans, Adidas is encourging the world to go «all in».  But, behind the glitz and the glam of their World Cup marketing, THERE IS A STORY THAT ADIDAS DOESN’T WANT YOU TO KNOW.

25-year-old Sorn Reab spends six days a week waking up at 4:30 a.m. in order to travel to Phnom Penh to begin work at 7 a.m. in a garment factory, which supplies apparel to Adidas.  Despite working 11 hours a day, Sorn cannot afford to live in Phnom Penh.  Tired and weak from malnutrition, Sorn faces the real possiblity that today may be the day she faints and ends up in the hospital.  With the threat that her short-term employment contract may not be renewed in six months, the pressure to produce as many Adidas garment as possible is constant.

Sorn Reab’s life in Cambodia in not an exception, but the norm for the estimated 500,000 garment workers – over 90 percent of who are women under the age of 35.  In fact, a majority of the world’s garment workers are young women struggling to survive on their poverty wages.  At its core, the garment industry continues to perpetuate a system of extreme inequality, providing inordinate wealth for the priviledged few, while condemning the vast majority of workers in the supply chain to unconscionable poverty.  It would take Sorn Reab in Cambodia over 7,000 years to earn Adidas CEO Herbert Hainer’s annual salary.

CHANGE IS POSSIBLE. As Adidas is harnessing the world’s passion for the World Cup to grow their brand profile and profits, join Labour Behind the Label as we too seize the opportunity to ensure Adidas pays Sorn Reab what she has earned and is owed: A LIVING WAGE.

Tell Adidas to go all in for a living wage!  Sign the petition.  Use the double hashtag #allin for a #livingwage on twitter to spread the word.  Find out more about the campaign and more actions you can take: www.labourbehindthelabel.org/adidas

 

To:
Adidas
William Anderson, VP for social and environmental affairs, asia pacific region
Frank Henke, Global director of social and environmental affairs
Herbert Hainer, CEO
Garment workers, who produce Adidas apparel, do not get a fair share of the value they generate in the supply chain and are not paid a wage they can live on, let alone enough to save and thus remain condemned to a life of poverty. Garment workers, the majority of whom are young women, are trapped in a vicious circle of low wages, excessive overtime, unfavourable debt schemes and extreme dependency, making them some of the most vulnerable employees. There is a clear and attainable solution: garment workers should be a paid a living wage.

Adidas must commit and ensure their purchasing practices are such that a living wage can be paid and is guaranteed in terms of business.

I call on Adidas to support workers by:
– Quantifying and publishing figures for what a ‘fair wage’ means, which ensures all Adidas garment workers can support their families;
– Ring fencing those wage costs when negotiating with factories to ensure any commitment delivers real wage increases;
– Publicly committing to not pull out of countries such as Cambodia if minimum wages increase.

Adidas must go all in for a living wage!

Sincerely,
[Your name]