El otro partido que se juega en Brasil

El otro partido que se juega en Brasil

Por: Autor invitado 13 de junio de 2014

Esta entrada ha sido escrita por por Agustín Algorta, director regional de TECHO para el Cono Sur y Brasil.

Extraído de http://blogs.elpais.com/3500-millones/2014/06/el-otro-partido-que-se-juega-en-brasil.html

Captura de pantalla 2014-06-13 a la(s) 00.00.35

Recién comenzado el mundial, la tensión y el nerviosismo vienen en aumento. Ya sabemos que Falcao, Ribery y Castillo no llegan. Que Suárez, Vidal, Ronaldo y varios más están entre algodones. Y hay varios hinchas recordando las cábalas de 4 años atrás para asegurar las primeras victorias. En el medio de todo esto: Brasil.

Brasil, el país más grande de Latinoamérica, tanto en superficie como en población, y hasta seguramente el más futbolero del mundo (no por nada son pentacampeones y van por la organización de su segundo mundial). Parecía ser el país perfecto para jugar una Copa del Mundo. Todo tenía que ser fiesta, samba, carnaval. Y puede ser por ello que en un principio hayan llamado la atención las protestas masivas que comenzaron hace casi un año en contra de la copa.

El Mundial de Brasil es el más caro de la historia, con costos que triplicaron el presupuesto inicial alcanzando un gasto de 11.754 millones de dólares. También es un evento que dejará estadios construidos en ciudades donde siquiera hay equipos profesionales de envergadura, entre otras cosas. Todo esto contrasta con los casi 40 millones de brasileros que viven en situación de pobreza en el país del fútbol.

Son 40 millones que no se encuentran en esa situación por la Copa, sino por estructuras injustas, indiferencias y prejuicios que son más viejos que el fútbol y que cualquier otro deporte que practicamos en la actualidad.

En este caso, lo que sí hizo el Mundial (y los JJOO Río 2016) fue potenciar y visibilizar esta situación: se habla de que por las obras de ambos eventos se han desalojado cerca de 250.000 familias, sin tener en cuenta sus derechos y su futuro. Pero creer que las violaciones a los Derechos Humanos en los asentamientos es sólo cosa del Mundial o de los Juegos Olímpico, y pensar que van a terminar una vez que pasen estos dos eventos, es desconocer la realidad que enfrentan estos compatriotas que viven en constante inestabilidad y que forman parte de ciudades que no los acogen.

Informes de Human Rights Watch detectaron en 2009 rasgos de violencia policial en su informe anual. Anotaciones que se repiten en la versión 2013, en el capítulo dedicado a Brasil que destaca el profundo grado de violencia focalizado en las favelas.

No solo en Brasil, sino en gran parte de nuestro continente y del mundo, los Derechos Humanos de las familias más vulnerables parecen no existir hace tiempo. Pero no son noticia. En todos los países donde estamos presentes lo vemos sistemáticamente, en el acceso desigual que tienen a la salud, la educación, el trabajo, la tierra, por mencionar algunos. Pero también vemos, en los mismos países, comunidades que buscan organizarse y que trabajan incansablemente para salir adelante, buscando la reivindicación de sus derechos.

Sobran casos concretos. Uno de ellos es “Anita Garibaldi”,  una favela a 10 km del aeropuerto de Guarulhos, San Pablo, el lugar por donde llegarán millones de personas para ver a las estrellas del mundo jugar.

Captura de pantalla 2014-06-13 a la(s) 00.05.34

Sin embargo, ninguno conoce la existencia de estos 16 jugadores que partieron con su equipo casi al mismo tiempo que el grupo de 300 familias se asentó en la zona. Adentrarse en su realidad, y conocer a su equipo de fútbol, nos recuerda a lo sencillo y popular que es este deporte, y cómo ayuda a la superación personal, a la amistad y a soñar en grande.

Denunciar las vulneraciones que ocurren en Anita Garibaldi, y en los miles de asentamientos informales de Latinoamérica tiene que ser el primer paso, no el único. Si todavía en nuestro continente existen 113 millones de personas viviendo en asentamientos, es porque no hay una clara voluntad política ni del resto de la sociedad para que esto cambie.

Y ese cambio sólo puede venir en la medida que conozcamos e integremos a las familias de las comunidades más vulnerables. Si queremos soluciones sustentables, partamos por escucharlas y trabajar conjuntamente. El equipo de Anita lo demuestra: trabajando juntos no hay desafíos imposibles.

Exijamos salarios dignos… en Adidas

Go All in for a Living Wage!

MUNDIAL DE FUTBOL 2014.
Mientras adidas gasta más de 60 millones de euros en publicidad, las trabajadoras que cosen su ropa deportiva malviven con salarios de pobreza.
Sorn Reab, trabajadora de Camboya que cose ropa para la marca 6 días a la semana, 11 horas cada día, tendría que trabajar 7000 años para cobrar lo que el presidente de ADIDAS Herbert Hainer, gana en un año.
Firma la petición a Adidas (en inglés), y ¡EXIGE SALARIOS DIGNOS!

 

 Labour Behind the Label

SPIRIT OF FOOTBALL IS MEANT TO BE UNITY AND FAIR PAY – TELL ADIDAS TO GO ALL IN FOR A LIVING WAGE!An estimated 3.5 billion people, or half the world’s population, will tun in to watch this years’ FIFA World Cup, leaving sponsors scrambling to capture fans imaginations.  For sportswear giant Adidas the potential return in huge, after spending£62million in order «to make the World Cup in Brazil the best World Cup ever» – for the Adidas brand.  Adidas expects to make€1.7billion from the sale of football merchandise this year alone.  Adidas’s CEO Herbert Hainer hopes the Cup will catapult the Adidas Group into pole position as leader of the sportswear industry.

Through flashy ads, acclaimed and influential spokepeople, and catchy slogans, Adidas is encourging the world to go «all in».  But, behind the glitz and the glam of their World Cup marketing, THERE IS A STORY THAT ADIDAS DOESN’T WANT YOU TO KNOW.

25-year-old Sorn Reab spends six days a week waking up at 4:30 a.m. in order to travel to Phnom Penh to begin work at 7 a.m. in a garment factory, which supplies apparel to Adidas.  Despite working 11 hours a day, Sorn cannot afford to live in Phnom Penh.  Tired and weak from malnutrition, Sorn faces the real possiblity that today may be the day she faints and ends up in the hospital.  With the threat that her short-term employment contract may not be renewed in six months, the pressure to produce as many Adidas garment as possible is constant.

Sorn Reab’s life in Cambodia in not an exception, but the norm for the estimated 500,000 garment workers – over 90 percent of who are women under the age of 35.  In fact, a majority of the world’s garment workers are young women struggling to survive on their poverty wages.  At its core, the garment industry continues to perpetuate a system of extreme inequality, providing inordinate wealth for the priviledged few, while condemning the vast majority of workers in the supply chain to unconscionable poverty.  It would take Sorn Reab in Cambodia over 7,000 years to earn Adidas CEO Herbert Hainer’s annual salary.

CHANGE IS POSSIBLE. As Adidas is harnessing the world’s passion for the World Cup to grow their brand profile and profits, join Labour Behind the Label as we too seize the opportunity to ensure Adidas pays Sorn Reab what she has earned and is owed: A LIVING WAGE.

Tell Adidas to go all in for a living wage!  Sign the petition.  Use the double hashtag #allin for a #livingwage on twitter to spread the word.  Find out more about the campaign and more actions you can take: www.labourbehindthelabel.org/adidas

 

To:
Adidas
William Anderson, VP for social and environmental affairs, asia pacific region
Frank Henke, Global director of social and environmental affairs
Herbert Hainer, CEO
Garment workers, who produce Adidas apparel, do not get a fair share of the value they generate in the supply chain and are not paid a wage they can live on, let alone enough to save and thus remain condemned to a life of poverty. Garment workers, the majority of whom are young women, are trapped in a vicious circle of low wages, excessive overtime, unfavourable debt schemes and extreme dependency, making them some of the most vulnerable employees. There is a clear and attainable solution: garment workers should be a paid a living wage.

Adidas must commit and ensure their purchasing practices are such that a living wage can be paid and is guaranteed in terms of business.

I call on Adidas to support workers by:
– Quantifying and publishing figures for what a ‘fair wage’ means, which ensures all Adidas garment workers can support their families;
– Ring fencing those wage costs when negotiating with factories to ensure any commitment delivers real wage increases;
– Publicly committing to not pull out of countries such as Cambodia if minimum wages increase.

Adidas must go all in for a living wage!

Sincerely,
[Your name]